COLUMNAS DEL TERCER MILENIO
  TODA LA HISTORIA DEL MUNDO
 

Reseña Bibliográfica
(15)                                      mayo/2010
 
 
Armando Castillo Romero
 
Barreau Jean Claude y Guillaume Bigot. Toda la historia del mundo. México, Santillana 2009 reimp. 471 p. Col. Punto de Lectura. Ensayos-Divulgación.
 
“Pensar en comparar”
André Malraux 


 
                   
            Tanto el título como el grosor del libro, en un inicio, no invitaban a su lectura.
            Bajo estos criterios, un lector bisoño, hubiera perdido una gran lección.
            Toda la Historia del mundo, es un libro que concentra de manera ágil y accesible los momentos históricos más trascendentales de la humanidad. Es un trabajo intelectual muy meritorio que desarrolla de manera estrictamente cronológica los principales acontecimientos desde la prehistoria hasta los atentados a las Torres Gemelas.
 
                                      
            Jean Claude Barreau y Guillaume Bigot, hacen un énfasis en la relación del binomio cultura-política, política-cultura, en la conformación de la civilización desde sus más lejanos comienzos hasta hoy.
 
            Sin embargo, los investigadores franceses también quieren incidir en otro frente de reflexión que es el combate a la desmemoria actual, ya que la humanidad en general, y los occidentales en particular, se han convertido en personas sin pasado, en “desmemoriados”.
 
            Por una irónica paradoja, escriben los autores, nunca se ha hablado tanto del “deber de la memoria” como en esta época de olvido; ya se sabe, sólo se insiste en una cualidad cuando ésta se ha olvidado.
 
            La desmemoria y la ignorancia ¡han tomado niveles universales!
 
            Porque Toda la Historia del mundo quiere ser un libro-brújula que sea un puente de comprensión entre los hechos presentes a partir de los pasados; un medio que rescate el inventario de una herencia humana que concentre tanto las diferencias como las coincidencias de la humanidad toda, que les permita a los ciudadanos del mundo rebasar el culto a lo “inmediato” y sentar las bases para construir el futuro de una manera más consiente, comprensible y humana.        Abolir el desprecio por el pasado es una manera de recuperar la herencia común para que ésta sea transmitida a las generaciones actuales, para las cuales, la mayoría de los paisajes se esfuman, las culturas se disuelven y las historias colectivas se borran. Ser un producto de la historia es muy distinto a ser un hijo de la publicidad.
           
 
            Recuperar el pasado es educar. Un ejemplo.
            “Cuando en la noche de Pascua, un joven israelí interroga de manera ritual a los adultos que le rodean sobre el sentido del rito que se celebra, éstos le responden, de un modo no menos ritual, con el relato de la liberación del pueblo judío de la esclavitud egipcia. Este hecho expresado de un modo sobrecogedor durante la cena pascual del judaísmo, constituye el acto fundamental de la educación”.           
 
            Actualmente, las personas tienen dificultades para situarse en el tiempo. Sin un punto de comparación entre el pasado y el presente, los problemas dejan de ser comprensibles.
 
            Los autores se cuestionan: ¿Es posible descifrar la actualidad sin referencias históricas? ¿Cómo situar las guerras de Irak sin haber oído hablar de Mesopotamia? ¿Acaso     los acontecimientos más actuales no se enraízan en un pasado lejano?
            Sin Historia, no se entiende nada.
 
            Continúan comentando los historiadores franceses: “En la “web”, coexisten lo mejor y lo peor, y sin cultura general se hace difícil distinguir lo uno de lo otro.
 
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            El libro esta conformado por 37 capítulos, mismos que se desarrollan en 13 fojas, aproximadamente, por época.   
 
            El judeo-cristianismo, El Siglo de las Luces, Hitler y las democracias, La caída de la URSS, la globalización, el World Trade Center, la demografía y el futuro, son algunos de los ensayos más significativos.
 
            El acercamiento a estos grandes acontecimientos se realiza de una manera rigurosa, y por momentos, toma un cauce desmitificador con el propósito de detenerse en lo esencial, ya sea para comprenderlo, ya sea para disfrutarlo.  
 
            Los procesos, las grandes épocas, los personajes… los errores humanos, son vistos sin máscaras, sin prejuicios. 
 
            Durante la lectura pudimos constatar en la página 227 el tributo que hacen los autores (uno de ellos septuagenario) a la institución francmasónica. A la letra dice:
 
“Aquellas ideas subversivas (se refieren a las que pululaban durante la Revolución Francesa) encontraron un hueco en la francmasonería. Las corporaciones obreras de la Edad Media, en particular la de los albañiles (francs quiere decir libres y macon albañil), disfrutaban de libertades corporativas. Unos intelectuales pensaron refugiarse en ellas y fueron muy bien recibidos por los albañiles (por eso el mandil y la trulla). Progresivamente, las “logias” se convirtieron en sociedades de libre pensamiento y perdieron su carácter profesional. La Gran logia de Londres, llamada especulativa (y ya no obrera) fue fundada en 1717. En Francia, la francmasonería desarrolló a través de los exiliados ingleses, a partir de 1725, y conoció una rápida expansión bajo el impulso del Duque de Orleáns, que fue el primer Gran Maestre de la Gran Logia de Francia en 1773”.   
 
            ¿Y los siglos XIX y XX?
 
            “El siglo XIX fue largo: desde Waterloo (18 de junio de 1815) hasta la Revolución de Octubre (6 de noviembre de 1917, según el calendario universal, pues los rusos utilizaban un calendario diferente), es decir, algo más de cien años.
 
            El siglo XX, al contrario, fue corto. De noviembre de 1917 hasta la caída del Muro de Berlín, noviembre de 1989, es decir, exactamente setenta y dos años, a penas tres generaciones. Los siglos no se corresponden con las fechas oficiales”.
 
            Toda la Historia del mundo, es un libro que debe de leerse para que el lector alertado y el ciudadano responsable sitúe su destino personal en una historia con puntos suspensivos. Es cuanto.▲
 
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