COLUMNAS DEL TERCER MILENIO
  SECULARIZACIÓN DEL ESTADO Y LA SOCIEDAD
 
Reseña Bibliográfica (26)                                      septiembre/2010
 
Armando Castillo Romero
 
 
Patricia Galeana, Coordinadora. Secularización del Estado y la sociedad. México: Siglo XXI, 2010. 364 p. Ensayo-Historia.   


 
 
“Los gobiernos civiles no deben tener religión, porque siendo su deber proteger imparcialmente la libertad que los gobernados tienen de seguir y practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente este deber si fueran sectarios de alguna”
 Benito Juárez
 
            Con un ilustrado manejo de la pluralidad, de los enfoques multi-disciplinarios, de la pasión por la historia, del amor reflexivo de lo que es, ha sido y deseamos que llegue a convertirse México; la doctora Patricia Galeana nos presenta un conjunto de colaboraciones realizadas, en su mayoría, por miembros de la Asociación de Especialistas sobre la Reforma, la Intervención Francesa y el Segundo Imperio (ARISI).

            Mi admiración y cariño profesional por la Dra. Patricia Galeana se remonta a su desinteresada y sincera participación al comentar el primer ejemplar de la Revista “Agora”, liderada por Rafael Luna, Gerardo Reyes y Hugo Villerruel, donde ellos y otros más participamos con modestas colaboraciones que buscaban ampliar el espectro cívico-cultural de la ciudadanía bajo el manto del liberalismo que se practica en “Lucerna”.

            Poseedora de una trayectoria intelectual y universitaria propia, la Dra. Galeana con la humildad que le caracteriza, hizo observaciones de fondo al contenido de nuestro primer ejemplar, mismas, que sin rehuir el debate, todos los presentes coincidimos con ellas.
           
 
 
            En esa misma línea de acción, pero en otro frente de batalla, la Dra. Galeana coordino esfuerzos de un conjunto de historiadores, filósofos, juristas, entre otros, que no solo reivindican lo conseguido por los liberales mexicanos del XIX, sino que a la luz de aquel legado inacabado, se prosiga en la búsqueda, modificación e instrumentación jurídica de la creación de un Estado laico que permita a sus ciudadanos una inequívoca libertad de convicciones éticas y filosóficas custodiadas y defendidas por el Estado mexicano.    

            El México contemporáneo, hoy más que nunca, ha estado permanentemente asediado por intereses hegemónicos que buscan sea menos laico cada día; sobran testimonios, estimado lector.

            Ante esta amenaza permanente, los participantes de este ejercicio reflexivo buscan alertar de manera precautoria en torno al renovado “Orden y Progreso” que desde siempre ha buscado extinguir el laicismo como doctrina política, y por ende, como brújula de un maqueta de Estado que trace un camino de equidad para todos y cada uno de los habitantes de esta nación.

            En este mismo tenor, el Senador de la República por la LXI legislatura, Melquíades Morales Flores escribe: “La obra Secularización del Estado y la sociedad inicia con el génesis del liberalismo y el laicismo en México, estudia la influencia de la masonería en el discurso secular, y la construcción del Estado laico. Se analiza la importancia de la laicidad para la cimentación de libertades civiles fundamentales como la libertad de pensamiento, la libre expresión de las ideas; la libertad de prensa; la educación laica, y su impacto en la vida cotidiana. Todos los autores coinciden en que la preservación del Estado laico mexicano es una condición sine qua non para la vida democrática”.

            Coordinadora, escritores, políticos, todos en su mayoría, concuerdan que sin laicismo no hay democracia y sin democracia solo se vive en una ficción “democrática” donde la clase hegemónica marca sus reglas.

            En el libro en mención encontramos una rica temática tales como: La revolución de Ayutla y el Estado laico del maestro Enrique González Pedrero; el estado moderno, estado laico de Omar Guerrero; Ley sobre libertad de cultos de Juan Vega Gómez; Constitución y laicismo escrito por Salvador Valencia Carmona, por mencionar algunos. 

            Por su basto análisis, seria literalmente imposible abarcar en unas pocas líneas el rico contenido de “Secularización del Estado y la sociedad”, sin embargo, sí podemos detenernos a comentar un capítulo que enfatiza una institución que reúne liderazgo y visión: la Masonería.

            Don Guillermo de los Reyes, de la Universidad de Houston, colaboró con “El impacto de la Masonería* en los orígenes del discurso secular, laico y anticlerical en México”.          
            La principal hipótesis de don Guillermo de los Reyes es que la Masonería, a través de sus logias (lugar donde se reúnen los masones) y los debates que se generaron a su alrededor, tuvo un papel clave en la definición del canon de pensamiento secular que a su vez fue vital en la creación de un Estado liberal y laico, así como en el desarrollo de sentimientos promotores de la secularización, el laicismo y el anticlericalismo que perduraron hasta mediados del siglo XIX. Dicha participación se manifestó en la formación directa o indirecta de cuadros políticos y letrados que influían en la creación de los discursos nacionales. Por lo anterior,la participación de la organización masónica en la secularización del país se debió a varias causas de las que Guillermo de los Reyes destaca dos: 1) las persecuciones y la paranoia por parte de la Iglesia Católica y sus seguidores, combinadas con la reacción de la Masonería a tales ataques; y 2) el papel educativo que tuvo la organización para sus miembros, es decir, las logias masónicas se convirtieron en escuelas de formación cívica y política promotoras de la sociedad civil y laica. 
 
            Guillermo de los Reyes escribe: “La participación de la masonería fue en su mayoría de manera privada, transgresora, un tanto subversiva y en ocasiones secreta. Más que nada, la Iglesia Católica estaba realizando una persecución agresiva contra todo aquello que pareciera elemento masónico, para evitar a toda costa su expansión que ya estaba bien establecida en Europa. De hecho, el frente anticatólico que ha tenido la masonería en México viene desde sus inicios en Europa continental”. 

            La paranoia católica evitó, que literatura masónica circulara en México. La Iglesia Católica temía que los masones y sus ideas liberales se expandieran por los reinos americanos. La Iglesia Católica se convirtió en el órgano de censura y control de lo que se leía en México.

            Sin embargo, este movimiento promovido por la Iglesia Católica generó un contra movimiento de anti-censura, el cual motivaba a la sociedad a buscar medios y recursos para combatir tal prohibición de la circulación de libros y principalmente de las ideas.

            Fueron los grupos masónicos los que promovieron tanto la introducción como la libre circulación de los libros y sus ideas en México.   

            A este esfuerzo cuesta arriba contribuyeron dos simpatizantes de la Masonería, José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827) y Fray Servando Teresa de Mier (1765-1827), quienes siempre pugnaron por la libre circulación de ideas, la libertad de imprenta y el respeto a los derechos de los ciudadanos de la época.

            La defensa de la libertad, en todas sus manifestaciones, generaba discursos políticos laicos y anticlericales que no gustaban a la hegemonía católica que daba la espalda a sus principios cristianos.

            Por sus discursos en defensa del laicismo y por su tono anticlerical, Fernández de Lizardi, nos dice don Guillermo de los Reyes, fue excomulgado en 1822 por su obra Defensa de los francmasones, en la cual criticaba a la Iglesia Católica por sus tratos y ataques sin fundamento a la masonería, arguyendo que era necesario un diálogo y revisar los hechos sin fanatismo. Lizardi recibió el apoyo de otros letrados que estaban furiosos por la actitud de la Iglesia. Más que defender a la masonería se rebeló contra la violación al derecho, de acuerdo a éstos, inalienable de la libertad de prensa.

            Estos dimes y diretes entre los defensores de las libertades y los opresores de éstas, contribuyó a que se hicieran alianzas informales entre las filas masónicas y los letrados.   

            Es a través de estos movimientos sociales pro-defensa de la libertad, que empiezan a brotar las semillas de la secularización y el laicismo, no solo dentro de las filas de la masonería, sino también entre los ciudadanos, especialmente aquellos que se oponían al control de la Iglesia y la limitación de los derechos que los habitantes de la joven nación consideraban vitales.     

            Las agresiones y persecuciones a los masones, decían los masones y no masones, era una manera indirecta de afectar los derechos del ciudadano en general. Lo que se quería era de manera inequívoca “un debate nacional entre iguales”, donde los preceptos religiosos y las leyes divinas quedaran a un lado. 

            Lo que no aceptaba la Iglesia Católica, ayer como hoy, es que sus ideas fueran abiertamente impugnadas.

            Poco a poco, y gracias a los riesgos corridos por unos pocos, los ciudadanos empezaron a darse cuenta que le correspondía al Estado y no a la Iglesia regular lo que tenía que ver con las libertades plenas del ser humano. Se estaba generando una nueva cultura política que separaba a la Iglesia del Estado que después daría lugar a una República laica y secular.

            Fray Servando no escapó a la Inquisición. Fue llevado a juicio, en el cual declaro no pertenecer a la Masonería pero si congeniar con ella. Acepto pertenecer a una organización llamada Logia de los Caballeros Racionales, grupo que no formaba parte de la masonería formal.

            El autor del ensayo nos señala las coincidencias de Fray Servando con la Orden masónica: “Fray Servando Teresa de Mier compartía la visión que los masones tenían sobre la religión, ya que éstos la miraban con libertad, tolerancia y respeto, pero se oponían al control apabullante que tenía la Iglesia Católica, así como a su excesiva riqueza y numerosas posesiones”.  

            Los grupos liberales integrantes de las filas masónicas y/o simpatizantes de dicha institución se habían convertido en una fuerza política, en diferentes sectores y con diferentes tendencias, en un grupo dirigente que marcaría el futuro de México.

            El grupo dirigente en que se habían convertido los liberales pertenecientes o simpatizantes de la Masonería, tuvo que vencer muchos obstáculos.

            En una sociedad dominada por la Iglesia Católica, las oportunidades educativas estaban restringidas por razones económicas y sociales, principalmente. Ante este obstáculo “natural” las logias ofrecieron un espacio seguro para discutir temas políticos y filosóficos, practicar la oratoria y crear redes de influencia política que tendrían un gran impacto, hasta hoy, en el orden civil.

            Sin proponérselo, la Masonería proporcionó a sus afiliados y simpatizantes una escuela para la política, lo que Margaret Jacob llama “una escuela de gobierno”.

            La Masonería, en su vertiente práctica-y-secular, era una escuela de oratoria y liderazgo, que permitía al más humilde de sus afiliados adquirir estas herramientas para su desempeño tanto dentro como fuera de logia. Dos ejemplos. Benito Juárez y Melchor Ocampo fueron miembros activos de la Masonería y ambos fueron protagonistas de la secularización del Estado mexicano.

            Por lo anterior, el laicismo y la secularización se han convertido en valores de la Masonería mexicana de ayer, de hoy y mañana.  

            El basto simbolismo masónico, que tiene repercusión concreta, posee elementos ideológicos, políticos y esotéricos que pueden ayudar a entender y solucionar una basta gama de situaciones sociales.   

            El liderazgo masónico es ante todo simbólico pero su efecto, o falta de él, es concreto. Esto nos lleva a pensar que no debe de descartarse que Juárez como presidente y jurista haya puesto en práctica los conceptos y la filosofía masónicos. 

            Aunque muchos historiadores han querido regatear el papel de la Masonería y sus logias en la independencia de México, fue la Orden masónica y sus logias, las que ofrecieron una perspectiva política diferente a la propuesta por el Estado católico conservador. 

            La Iglesia y la monarquía nunca ofrecieron nada nuevo a sus súbditos, en cambio, los liberales y la masonería ofrecieron una opción nueva y no subordinada. Su lucha era contra cualquier tipo de despotismo que no concibiera al ser humano como tal.

            Finalmente, Gerardo de los Reyes nos dice:
            “Las logias masónicas fueron las primeras formas de sociedad civil moderna, y en el caso de nuestro país, éstas se convirtieron en las primeras fuerzas que fungieron como los primeros partidos políticos. Las logias masónicas crearon un espacio que promovió una sociedad civil secreta que influyó notablemente en la creación del pensamiento laico, liberal, secular y anticlerical”.

            Sin duda alguna, “Secularización del Estado y la sociedad” es una referencia obligada para aquellos estudiosos del laicismo y la secularización en nuestro país. Su consulta no sólo nos remonta al pasado sino que nos catapulta a un futuro por construir donde la pluralidad, la tolerancia y el respeto por el otro ser humano sean una constante y no una excepción. Es cuanto.▲



*La Masonería es una organización ritualista, iniciática, que se caracteriza principalmente por la promoción de la hermandad y fraternidad entre sus miembros y se distingue por su discreción. Es importante aclarar que a pesar de que me refiero a la masonería o francmasonería en singular no se puede hablar de la masonería como un fenómeno monolítico ni homogéneo. Nota de Guillermo de los Reyes.

 
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