COLUMNAS DEL TERCER MILENIO
  MARX EN 90 MINUTOS
 
Reseña Bibliográfica (31) diciembre/2010
 
 
Armando Castillo Romero
 
 
Strathern, Paul. Marx en 90 minutos. México, Siglo XXI, 2007. 107 p. Col. Filósofos en 90 minutos. Historia-Divulgación.    
 
 
“No vinimos al mundo a contemplarlo sino a transformarlo”
-Karl Marx
 
 
En esta segunda lectura de la colección “Filósofos en 90 minutos”, don Carlos Marx es el personaje cuyas ideas y filosofía deseamos difundir… aunque los triunfalistas del momento y los malquerientes digan que “ya no es vigente”.

Sin exagerar, el concepto de capitalismo (y su inherente in-justicia social) fue distinto antes-y-después de la avasalladora crítica de Marx a aquél.

Karl Marx (1818-1884) publicó en 1848 el primer Manifiesto Comunista que creo no pocos conflictos. Publicado en un ambiente donde el predominio de Francia y el Imperio Austro-húngaro tenía sus propias “contradicciones” hegemónicas (de índole tanto económica como política); Marx sugiere como solución: el comunismo.  

  
Aunque el “experimento” de la ex/URSS haya fracasado, en la práctica, en teoría (por redefinirse y tomar nuevos aires), las criticas de Marx al capitalismo siguen más vigentes que nunca. El “éxito” del capitalismo y su mundialización, se sabe bien, está sujeta con alfileres. 

“Igual que tantos ardientes revolucionarios, Marx se crió en un confortable entorno burgués”. Como judío-alemán (al igual que Einstein y Freud) Marx se educo bajo Kant y su profundidad alemana y el característico in-genio subversivo francés propio de Voltaire.

A los 18 años en que ingreso a la Universidad de Bonn, el joven Marx era un consuetudinario consumidor tanto de libros como de vino. Una vida normal, pues.
 
 
Un año más tarde, Marx se traslada a la Universidad de Berlín donde descubre la filosofía y la filosofía a él. Todo lo demás pasa a segundo plano.

Influenciado más por su dinamismo y el alcance de su filosofía, Marx es tocado providencialmente por Hegel. La filosofía de la historia permite ver al joven Marx la vida, la historia y el devenir humano bajo otra concepción.

Sin embargo, había puntos de vista de Hegel (con su respectivo acento en lo espiritual) que enfermaban a Marx.

Nos dice Strathern: “Para Hegel, el pináculo de su sistema era Dios, en forma de Espíritu Absoluto reflejándose en sí mismo. Feuerbach (otra influencia en Marx) aceptó esta estructura, e incluso su dinamismo, pero lo interpretó todo desde un punto de vista más humanístico”.

Aún muerto Hegel, éste no dejo de influenciar en sus discípulos. El más destacado, Max Stirner. Para él, la conciencia crea la realidad, el ego individual es responsable de su mundo. Cosas como la clase social, las masas, el Estado, e incluso la propia humanidad no tienen realidad objetiva. Una vez más, Marx captaría la sutileza de estas ideas y les daría la vuelta. Le impresionó la visión de Stirner de la profunda relación existente entre conciencia y realidad socio-histórica. Pero para Marx era la conciencia misma la que era en realidad creada por las circunstancias materiales externas, y no al revés.   

Como iba madurando intelectualmente, Marx acometió, simultáneamente, dos empresas importantes en su vida. Decidió casarse y marchar al exilio, toda vez que el periódico donde publicaba sus opiniones fue cerrado por las autoridades en 1843.

Con todo y mujer, Marx llegó a París. La “Ciudad Luz” para entonces ya había sido escenario de la Revolución Francesa (1789) y la revolución que derrocó a la monarquía restaurada en 1830.      

París era un hervidero. Existían en la ciudad, toda clase de grupos de izquierda. Desde sus últimas participaciones en el periódico alemán recientemente cerrado hasta su llegada a la capital francesa, Marx incisivamente creía que la revolución era la respuesta a todos los males, lo que lo llevaría a la práctica política.

Ya como miembro de las fuerzas comunistas, pronto apremiaría por elaborar un detallado programa de lucha donde la política y la economía eran centro de concepciones nuevas y renovadas.   

  
Con respecto a lo anterior, el autor indica: “Para Marx, el conocimiento comienza con la experiencia (nuestras sensaciones y percepciones) del mundo material. Pero el materialismo de Marx difería significativamente del de sus predecesores. Los materialistas anteriores tendían a ver sensación y percepción en términos pasivos. Por el contrario, para Marx, la percepción es una interacción entre nosotros, el sujeto, y el objeto material.
 


Nuestro conocimiento del mundo no es pasivo, sino que tiene un propósito. Es un proceso de doble sentido --activo y reactivo-- en línea con la dialéctica”. Esto condujo a Karl Marx a su famosa conclusión: “Hasta ahora, los filósofos han tratado solamente de interpretar el mundo, pero la verdadera tarea es la de transformarlo”. 

La actitud filosófica busca su cauceen la acción política.

Sin duda, Marx “especula” en relación a un asunto profundo.  

Para Marx, la comprensión del mundo, de su funcionamiento, su uso; solo es aprehensible cuando auténticamente se vive en él, cuando hay una mutua involucración.

Nombrado redactor del Anuario Germano-francés (del que se agarraba para difundir sus ideas y a la vez sostener a la familia), don Karl conoce a otro colaborador de ideas convergentes: Friedrich Engels.

Marx y Engels descubrieron que tenían en común mucho más que sus grandes barbas.

Engels era “acomodado y decente”. Estaba perdidamente enamorado de una pelirroja irlandesa de nombre Mary Burns, quien lo llevaría a conocer el bajo mundo irlandés donde proliferaba la pobreza, la injusticia y la desesperanza. Más adelante Engels “retrataría” en La condición de la clase obrera en Inglaterra, las condiciones allí prevalecientes.    

     
Marx se iba radicalizando en sus participaciones en el Anuario Germano-francés,por lo que más temprano que tarde, la revista cerró y Marx (con esposa y 4 hijos) fue expulsado de Francia. Se dirigió a Bruselas donde le siguió Engels.

Trabajando de manera mancomunada, Marx y Engels publicaron el primer Manifiesto Comunista (en un lugar donde no había partido comunista y un “manifiesto” que más que proclamar la política comunista, buscaba explicitar en qué consistía esa política).
 

Con el tiempo el Manifiesto Comunista, de no más de 40 fojas, llegaría a ser vendido igual o más que la Biblia misma. 

En el MC Marx escribe: “La historia de toda la sociedad que ha existido hasta el presente es la historia de la lucha de clases”. “Ha hecho de la dignidad personal un valor de cambio, y en lugar de las innumerables e incontestables libertades establecidas ha instaurado una única e inescrupulosa libertad, el Libre comercio”.

En síntesis, la humanidad había sido deshumanizada.

Por primera vez, subraya Paul Strathern, se hacia un análisis bien definido, diametralmente opuesto a la economía clásica. La victoria del proletariado traería consigo la primera sociedad sin clases. El mercado y el libre comercio trabajaban en beneficio del capitalista a expensas del proletariado, que era simplemente explotado. 

 
Marx puso los toques finales al Manifiesto en enero de 1848.

1848 sería, a todas luces, el año de la revolución por toda Europa.

La emancipación de la clase trabajadora, propuesta por Marx, tenía consecuencias. Fue deportado.

Acabaría junto con su inseparable amigo Engels en Inglaterra. En medio de la fracasada revolución y la represión a todo lo que da, Marx y Engels no dejan de trabajar.

Entrando en la psicología profunda de Marx, Strathern indica que “Marx fue siempre por temperamento el eterno estudiante”. Un “estudiante” que por desidia siempre vivió en la permanente pobreza... lo que llevaría a la madre de Marx a decir: “Que pena que el pequeño Karl no reúna algo de capital, en vez de simplemente escribir sobre él”. 

A pesar de sus problemas económicos, Marx estaba consciente de su “destino”, creía firmemente, sin mesianismo alguno, que estaba escribiendo el futuro.

Marx terminó finalmente en 1859 su primera gran obra en economía: la Contribución a la crítica de la economía política. Es importante enfatizar lo de economía política.

Para Marx, en aras del interés de los economistas y los empresarios, éstos promueven la división del trabajo que a la larga producía estragos en la moral de los propios trabajadores. Cuando los trabajadores eran obligados a una continúa repetición de una única tarea embrutecedora, perdían cualquier relación significativa con el producto que estaban ayudando a crear. El lugar de artesanos creadores se convertían en esclavos deshumanizados. Marx utilizo la palabra alienación para describir está condición.  

Otro concepto crucial en la filosofía económica de Marx es el de propiedad privada, que era esencial en todo el proceso de producción para el mercado. Los objetos son producidos, vendidos y entonces poseídos. “La propiedad privada nos ha hecho tan estúpidos y parciales que un objeto es sólo nuestro cuando lo tenemos, cuando existe para nosotros como capital, o cuando es directamente comido, bebido, llenado, habitado, etc., es decir, utilizado de algún modo (…) Todos los sentidos físicos e intelectuales han sido reemplazados por (…) el sentido de tener”.

Cuando la producción y el mercado de las mercancías están enteramente motivados por el beneficio, se deja de lado la justicia social y hasta las necesidades humanas.

Para Marx, la conciencia, tanto individual como social, viene dictada por la economía, a lo que llama: materialismo histórico. La existencia material determina la conciencia, y no al revés.

Son las primeras manifestaciones, en pro y en contra, del culto al dinero.

En la obra cumbre de Marx, Das Kapital (El Capital), cuyo primer volumen se publicó en 1867 esta detallado todo el pensamiento del Marx intelectualmente maduro, del Marx histórico.

Marx veía la historia como una sucesión de luchas de clases, donde el opresor y el oprimido están en constante oposición entre sí. El capitalismo fue simplemente una fase más en este inevitable progreso histórico. El capitalismo, se entre ve, posee sus propias “contradicciones”.

Desde el punto de vista de justicia social, para Marx, el capitalismo es básicamente injusto. El capitalista al poseer los medios de producción, y el obrero al añadir valor al insumo; el producto terminado le da plusvalía al capitalista que se ve beneficiado, mientras el obrero solo recibe un salario de subsistencia. Es esto, según Marx, en lo que consiste la explotación.

Tal situación, llevo a buscar alternativas para ayudar a las víctimas del capitalismo, por lo que se pensó que la intervención gubernamental era la opción.
 
El equilibrio de la justicia social y económica sólo podría conseguirse si el Estado se apropiara de los medios de producción. Las formas burguesas --escribe Strathern-- de la propiedad privada deberían ser nacionalizadas. Esto es precisamente lo que sucedió en la Unión Soviética y en todo el mundo comunista. La libre empresa fue suprimida a favor de la planificación estatal: el Plan Quinquenal, el Gran Salto Adelante.


            La “dictadura del proletariado” no fue posible ni en Inglaterra ni en Alemania ni en la misma URSS. En ésta, se creó una forma de dictadura muy distinta a la imaginada por Marx. El monstruo se devoro a sí mismo.

            Equivocada o no, toda la obra de Marx fue guiada por un sentido de justicia.

Finalmente, apunta el autor: “Lo que a los ojos de Marx eran los estertores de muerte del capitalismo resultaron ser poco más que sus dolores de parto”. Es cuanto.▲

 
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